“Voy a explicar aquí el principio del JOHREI, método por el cual los fieles de nuestra Institución vienen obteniendo magníficos resultados, expresados bajo la forma de sorprendentes milagros. Elevando las manos y dirigiendo las palmas hacia la persona enferma, inmediatamente se reducen las enfermedades difíciles y serias. En poco tiempo los dolores más fuertes son aliviados o cesan por completo. Esto solo se puede llamar ‘milagro’.

(…) La aparición del JOHREI es un gran acontecimiento, inédito en la Historia. Si no estuviéramos absolutamente seguros de lo que hacemos, no habríamos proclamado nunca nuestro gran lema: ‘Un mundo libre por completo de enfermedades, pobreza y conflictos’. Si no tuviéramos la energía para llevar a cabo este programa, nos sentiríamos culpables del imperdonable mal de engañar al mundo y no seríamos dignos de ser perdonados. Los milagros no son cosas que nosotros realicemos. Se trata en realidad de fenómenos que ocurren y que son susceptibles de ser corroborados científicamente(…)

Extraído de Iniciación a la Espiritualidad

El Johrei, técnica de purificación, fue revelada al maestro Meishu Sama por intermedio de Kannon. Esta técnica, conocida como “La Luz del Oriente en el mundo occidental, y divulgada como Johrei (Purificación del Espíritu) o Waza (Técnica), Técnica de la Purificación del Espíritu, fue perfeccionada por el maestro desde 1926 hasta 1935, cuando fundó la Dai Nippon Kannon Kai (Sociedad Kannon del Gran Japón) y comenzó a aplicarla al público japonés. Consiste en la canalización del Poder de Kannon a través de la palma de la mano con el objetivo de restaurar la salud espiritual, mental y material del ser humano, que se ha visto afectada por pensamientos, sentimientos y conductas apartadas de las Leyes de la Gran Naturaleza.” 

El poder divino del Johrei no Waza despierta la capacidad innata de autocuración que posee el cuerpo humano y devuelve al hombre la conciencia de su origen sagrado.

El poder divino del Johrei no Waza despierta la capacidad innata de autocuración que posee el cuerpo humano y devuelve al hombre la conciencia de su origen sagrado. Las ondas cerebrales, tanto del transmisor como del receptor del Johrei, fueron medidas por el Sistema Biofeedback del Johrei, ideado por el Dr. Shiga, del Brain Power Institute en los Estados Unidos de América. Los datos obtenidos muestran que durante el Johrei emergen las ondas Alfa (α), que únicamente se manifiestan en estados de relajación y concentración, y las ondas Theta (θ), que solo ocurren en momentos de meditación profunda. Cuando esto sucede, el cerebro multiplica la producción de beta endorfina, hormona que calma el dolor y el estrés, al revitalizar las células. 

El sistema inmunológico

La beta endorfina revitaliza también las células NK (Natural Killer Cells), que ejercen una importantísima función en el sistema inmunológico, sistema de protección del cuerpo humano. Estas células destruyen virus y bacterias, identifican células invasoras o enfermas y comandan anticuerpos para su destrucción. El Doctor Mandooh Ghoneum, de la Drew UCLA -University of Medicine and Science de California-, dirigió una investigación en la que fueron medidas las ondas cerebrales, se examinaron muestras de sangre y se observó la actividad de las células NK durante la transmisión de Johrei. A partir de estas pruebas se verificó que la actividad de estas aumentan al doble o el triple cuando se recibe Johrei por lo menos media hora diaria durante 30 días seguidos. Esto se vuelve mucho más importante en las personas de la tercera edad, pues se sabe que el envejecimiento reduce el nivel de actividad de las células NK.

En muchos países, la técnica está incluida en distintos tipos de tratamientos, y donde se practica, muchas familias, entidades educativas y organizaciones privadas recomiendan a sus integrantes que lo reciban, porque a través del Johrei reducen el estrés, aumentan la concentración y la productividad en distintas áreas de la vida, y previenen enfermedades, ya que el Johrei fortalece la actividad del sistema inmunológico, además de mejorar la disposición de la persona en su entorno, ya sea laboral o familiar.