Enseñanza de Meishu Sama
MI NATURALEZA

Creo que en la actualidad no existe persona alguna más feliz que yo, por lo que estoy constantemente lleno de gratitud a Dios. ¿Cuál es la causa de esta plenitud?

En realidad, no soy como la generalidad de las personas, ya que Él me ha atribuido una gran misión que me empeño en cumplir día y noche.

Sin embargo, hay un secreto para lograr la felicidad que es fácil de practicar aun por la gente común, que no tiene una misión especial como la mía. En primer lugar, deseo abrir mi corazón mostrando lo que perdura en mi interior. Desde mi juventud me gustaba dar alegría al prójimo, al punto de haberse convertido en una especie de afición para mí. 

Mi pensamiento permanente es cómo hacer felices a los demás. Por ejemplo, cada mañana cuando me levanto, lo primero que hago es preguntar cómo se encuentran los demás miembros de mi familia. Si alguien está de mal humor, me afecta sobremanera.

( ) Por esta razón, lo que más me duele y me aflige es escuchar gritos iracundos, quejas y lamentaciones inútiles, así como cuando hablan repetidas veces sobre un mismo asunto. Soy alegre y pacífico desde lo más profundo de mi ser. Ésta es mi naturaleza.

Entonces, ocuparme del bienestar de todos constituye una de las causas de mi felicidad. Por eso, siempre afirmo que si no hacemos feliz al prójimo, no podremos ser felices. Creo que mi mayor objetivo, el Paraíso Terrestre, será la ampliación y la repercusión de este sentimiento en el corazón de todos los hombres.

Meishu sama, 30 de agosto de 1949

Experiencia de fé de un mamehito

Vivencia  con la Práctica de Johrei y  la entrega

Llegué al templo en agosto de año 2018, justo el día en que había enterrado a mi mamá. Me orientaron para recibir Johrei asiduamente y hacer la elevación de los 50 días de fallecimiento de mi mamá.

Gracias a una señora miembro,  empecé a interiorizarme de las enseñanzas de Meishu Sama y seguí recibiendo Johrei con constancia.

Sin embargo, entre octubre y noviembre de ese mismo año, habrá sido aproximadamente durante un mes, no sabía explicar el por qué, pero no tenía ganas de  recibir el Johrei por timidez.

Hasta que recibí un llamado de un asistente de grupo, quien me explicó la importancia de seguir recibendo Johrei; y así fue que regresé y continué con mis dedicaciones, recibiendo Johrei, participando de las ceremonias, realizando la práctica de  entrega de mis sentimientos negativos y de la timidez, y haciendo práctica de limpieza con el sentimiento de gratitud. De esa manera, comencé también mi preparación para recibir el Ohikari, lo que ocurrió en enero del año 2019 y me impulsó a dedicar  con más fuerzas y ganas.

En ese momento, yo estaba sin trabajo, llena de deudas debido a los gastos ocasionados por la enfermedad de mi mamá y también por la mala administración de mi parte. En medio de esta purificación, en marzo del 2019 encontré trabajo y comencé en el mes de abril. De a poco, empecé a ordenar mis cuentas y mi vida; tal es así, que a los 3 o 4 meses pude hacer una ofrenda mayor por el Ohikari recibido. 

Yo siempre fui una persona muy religiosa,  católica practicante y caritativa. Pero lo que me enseñó Meishu Sama fue algo nuevo para mi: me enseñó a agradecer por las cosas difíciles aunque cueste. Vengo realizando, en este sentido, la práctica  de encaminamiento de los antepasados que manifiestan sus sufrimientos.

Un día, uno de mis hijos, se peleó definitivamente con su novia y volvió a vivir en mi hogar.

Él es muy desprolijo y desordenado. Yo le ordenaba su cuarto una vez por semana pero lo hacía con mucha rabia, ya que también dejaba todo sucio en la cocina.

Todos  los días  limpiaba y encaminaba  a Meishu Sama todos esos sufrimientos de los antepasados que se manifestaban en mí, para que los purifique y los salve. 

Hablando con el Ministro,  me orientó que hiciera diariamente la limpieza de su cuarto y la cocina, pensando en su felicidad y agradeciendo por su presencia. 

Realicé esa práctica diaria de hacer feliz a mi hijo y de dedicar en el  templo dos veces por semana, pero un día -no me di cuenta en qué momento-, ocurrió el cambio de mi hijo. 

Empecé a notar que  su placard ya no estaba tan desacomodado como antes. Su ropa estaba más ordenada, y lo más increíble fue que él empezó a lavar lo que usaba en la cocina; además, casi a diario, empezó a bañar a los perros y también a sacar la basura, cosa que antes no  hacía; y lo más gratificante: tenemos una mejor relación.

Siento una gran alegría y mucha paz en mi interior.

 Siempre surgen problemas y preocupaciones en la casa, en el trabajo o en la calle, pero enseguida encamino esos sentimientos a Meishu Sama y, al instante, siento bienestar y gran felicidad.

También he asumido el compromiso  de encaminar a otras familias para que conozcan a Meishu Sama y perdí la timidez al transmitir Johrei. Ahora, transmito on line y  siempre que estoy en alguna reunión virtual, ofrezco una “Energía Armonizadora”, y las personas me agradecen mucho.

Mientras transmito, hago la práctica  de entrega para la elevación de los antepasados que se manifiestan en todas las personas con quienes tengo contacto y que están afligidas.

Practico el Sōnen de gratitud por todas las gracias y dificultades recibidas, y con esa práctica, logro materializar mi gratitud.

Agradezco a Dios y a Meishu Sama por estar educándome y formándome en este nuevo camino de Luz.

Muchas Gracias.

Orientación para la ceremonia

¡Muy buenas tardes! ¡Feliz  Oración por la salud y  la prosperidad en el día de Kannon y  Daikoku!

Hoy escuchamos una experiencia  sobre la prosperidad y la armonía familiar. 

En la Enseñanza  leída hoy, Meishu sama no dice: “Mi pensamiento permanente es cómo hacer felices a los demás. Por ejemplo, cada mañana cuando me levanto, lo primero que hago es preguntar cómo se encuentran los demás miembros de mi familia. Si alguien está de mal humor, eso me afecta sobremanera.”

En la experiencia, gracias a la compasión, una miembro que es madre pudo pensar en la felicidad de su hijo, que estaba sufriendo y pudo ayudarlo a  salir de su estado de sufrimiento a través de las prácticas  enseñadas por Meishu Sama. Y lo más interesante fue que ella dedicaba en su casa, pensando siempre en la felicidad de su hijo, en que él pudiera ser feliz.   

Junto con nuestros antepasados, no olvidemos el lema 2020, que es  “Agradecer, limpiar, ordenar, embellecer, para que podamos  merecer encontrar, escuchar y transmitir Johrei a todas las personas que los antepasados encaminen hacia nosotros”, a través de las reuniones virtuales, tal como la señora dijo en la experiencia. Ella perdió la timidez al ofrecer una “Energía Armonizadora”, el Johrei. 

En otro orden de cosas, sabemos por medio de los más variados medios de comunicación, que actualmente la situación de los hogares en general  es de conflictos  constantes y, debido a eso, muchos jóvenes están presenciando separación de parejas, violencia doméstica y muchos problemas económicos.

 Lo  que vemos  es la desesperanza familiar  y la soledad de los adolescentes, pero lo que muchas familias no saben  es que ese dolor es sentido también por los antepasados.  

Por  ejemplo, cuando un hijo está atravesando una severa purificación, nosotros como padres sufrimos como si esa purificación fuera nuestra y surge, naturalmente, el deseo sincero de “cambiar de lugar”. En ese momento, logramos sentir en nuestro interior un amor sincero y desinteresado, un amor incondicional.

Es un sentimiento de compasión que se asemeja al sublime “amor de Dios”, pero solo  logramos sentirlo cuando colocamos la felicidad del otro en primer lugar.

Con los años, he aprendido que  existe un medio de prevenir las purificaciones con los hijos y familiares, y es a través de la lectura y la práctica de las Enseñanzas de Meishu Sama, sumadas a la práctica del Johrei. 

Para que los hijos puedan vivir con alegría, los padres tenemos la misión de orientarlos y educarlos correctamente a través de la espiritualidad. 

Debemos enseñarles que la prosperidad, la salud y la paz, o sea,  el futuro próspero que todos esperamos, está dentro de cada uno de nosotros. En otras palabras, debemos eliminar  la timidez y ser capaces de juntar las manos para ayudar a otras personas, donde sea que exista dolor; es decir, debemos ser personas “amadas por Dios”, y dedicarnos a la  construcción de hogares libres de sufrimientos. 

Muchas gracias.

 Será hasta mañana, cuando nos reuniremos para celebrar la ceremonia Obon y la inauguración del Altar de los Antepasados, el Soreisha. 

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