Enseñanza “Egoísmo y apego”(fragmento)
“Notamos que todos los seres humanos manifiestan en su carácter egoísmo y apego, dos rasgos afines que parecen hermanos. Todos los problemas complicados que no encuentran solución se deben, casi siempre, a la interferencia del egoísmo y del apego.
(…) Todos pueden encontrar en su pasado casos en que han sufrido o han hecho sufrir a otros, o han tenido conflictos por causa del egoísmo.
Por las razones expuestas, el objetivo principal de la Fe es erradicar el egoísmo y el apego. Tan luego tuve conocimiento de ello, me he esmerado por deshacerme de ellos. Como consecuencia, logré aliviar mis sufrimientos y todo marcha normalmente en mi vida. Dice un proverbio: ‘No sufras por lo que aún no ha ocurrido ni sufras por lo que ocurrió’. Son excelentes palabras”.
25 de enero de 1949
ORIENTACIÓN PARA LA ORACIÓN A KANNON Y DAIKOKU POR LA SALUD Y LA PROSPERIDAD – DICIEMBRE 2020
¡Muy buenas tardes!
Daikoku, también conocido como Daikokuten, es una deidad masculina procedente de la India, patrono de la fortuna (abundancia). Es una deidad doméstica (familiar), que trae buena suerte y prosperidad. Es el protector de artesanos, granjeros y trabajadores de fábricas, así como empresarios y banqueros en todo Asia.
El martillo que lleva es el de la abundancia;
cuando se golpea, crea mágicamente cualquier cosa que se desee. En Japón hay
dos leyendas. Una dice que caen las monedas
cuando Daikoku
balancea su martillo. Otra dice que los deseos de los devotos de Daikoku se cumplen golpeando un martillo simbólico de madera tres veces en el suelo y pidiendo un deseo.
Pero nosotros sabemos que el oro y las riquezas se manifiestan cuando somos conscientes de que nuestra misión es servir a la humanidad y construir un mundo libre de sufrimientos.
Meishu Sama nos legó mensajes de esperanza y amor. Nuestros pensamientos se han vuelto más positivos al conocerlo y al practicar el Sōnen de entrega de todas las emociones que nos impiden tener paz mental, pues es Meishu Sama quien recibe nuestros pensamientos y emociones, y nos purifica, revelando la manera correcta de vivir en sintonía con la Era de Luz por medio de Sus Enseñanzas.
Hace poco vino al templo un señor que es mormón y aproveché para presentarle a Daikoku. Él me habló sobre los diezmos y la gratitud, y refirió un hecho vivido por Jesús, que consta en el Evangelio de Lucas, capítulo 17:
“Y aconteció que yendo Jesús a Jerusalén, pasaba entre Samaría y Galilea. Y al entrar en una aldea, salieron a su encuentro diez hombres leprosos, los cuales se pararon de lejos y alzaron la voz, diciendo: ‘¡Jesús, Maestro, ten misericordia de nosotros!’ Cuando él los vio, les dijo: ‘Id, mostraos a los sacerdotes.’ Y aconteció que, mientras iban, fueron sanados.
Entonces uno de ellos, cuando vio que había sido sanado, volvió, glorificando a Dios a viva voz, y se postró a los pies de Jesús, dándole gracias; y éste era samaritano.
Y respondiendo Jesús, dijo: ‘¿No son diez los que fueron limpiados? Y los otros nueve, ¿dónde están? ¿No hubo quien volviese y diese gloria a Dios, sino este extranjero?’
Y le dijo: ‘Levántate y vete; tu fe te ha sanado’.”
A través de este relato comprendemos que, mediante la intervención divina, a quienes eran leprosos se los libró de una muerte larga y cruel, y se les dio una nueva esperanza.
La gratitud que expresó uno de ellos mereció la Bendición Divina, mientras que la ingratitud que demostraron los otros nueve causó mucha desilusión y tristeza al Nazareno.
Tal como Meishu Sama nos enseña, “la gratitud genera gratitud y la queja atrae la queja”; por lo tanto, ¿precisamos acordarnos de dar las gracias por las bendiciones que recibimos en este año 2020?
El dar sinceras gracias no solo nos ayuda a reconocer las bendiciones que nos fueron concedidas, sino que también abre las puertas a la salud y la prosperidad.
En el libro de Mateo consta otro relato de gratitud conocido por todos nosotros:
“Cuando Jesús anduvo por el desierto durante tres días, más de cuatro mil personas lo siguieron y viajaron con Él. Él sintió compasión por ellos, ya que no habían comido durante esos tres días enteros. Sin embargo, Sus discípulos preguntaron: ‘¿Dónde podríamos conseguir nosotros tantos panes en el desierto como para saciar a una multitud tan grande?’. (Al igual que muchos de nosotros, los discípulos solo se fijaron en lo que faltaba.)
Entonces Jesús les dijo: ‘¿Cuántos panes tenéis?’ Y [los discípulos] dijeron: ‘Siete, y unos pocos pececillos.’
Jesús mandó a la gente a que se recostase en
tierra. Y tomando los siete panes y los peces, dio gracias, los partió y los
dio a sus discípulos, y los discípulos a la gente.”
Observen que hasta Jesús, que es seguido por la mitad del planeta, dio gracias por lo que tenían, y a ello le siguió un milagro. “Y comieron todos y se saciaron; y de lo que sobró de los pedazos recogieron siete cestas llenas.”
Todos hemos pasado por momentos en los que nos concentramos en lo que no tenemos, en vez de pensar y agradecer todo lo que tenemos.
El filósofo griego Epicteto, de la escuela estoica, dijo lo siguiente: “Sabio es el hombre que no se entristece por las cosas que no tiene, sino que se agradece por las que tiene”.
La gratitud es un principio divino.
En el Libro de los Mormones se nos dice que “[vivamos] cada día en acción de gracias por las muchas misericordias y bendiciones que Él nos confiere a nosotros. ‘Darás las gracias al Señor, tu Dios, en todas las cosas…’ ”
Pese a nuestras circunstancias, cada uno de nosotros tiene mucho, por lo que debemos estar agradecidos, solo al detenernos y contemplar las bendiciones que nos han sido concedidas.
Hay matrimonios que salen adelante, padres que aman a sus hijos y se sacrifican por ellos, amigos que se preocupan por nosotros y nos ayudan, maestros que enseñan. Somos bendecidos de incontables maneras…
Podemos elevarnos a nosotros mismos y elevar a los demás también si cultivamos en nuestro corazón la gratitud. Si se cuenta la ingratitud entre los pecados más graves, entonces la gratitud toma su lugar entre las virtudes más nobles. Se dice que la gratitud no es solo la más grandiosa de las virtudes, sino la madre de todas las demás.
¿Cómo podemos cultivar una actitud de gratitud en
nuestros corazones? Meishu Sama lo aclara:
“Usted no descuidará su vida personal si ofrece dos días por semana para atender los servicios del templo, ya que Dios lo recompensará diez veces más, tanto por el servicio que brindó como por el esfuerzo que realizó para entregar su ofrenda. Por cada día de veneración, recibirá diez días de bendiciones.
Evitar las dedicaciones en el templo por estar ocupado con los quehaceres cotidianos contraría la Ley del Orden. Si hiciera un esfuerzo por frecuentar el templo cuando estuviera muy ocupado, será recompensado aún más. En este punto, la visión de Dios es completamente distinta a la de los hombres. Los ministros deberían exponer claramente este punto a los fieles”.
(“Seamos dignos del amor de Dios”)
Aquí Meishu Sama nos dice que una vida entregada a la dedicación es la clave para poseer gratitud. ¿Nos vuelven felices y agradecidos las posesiones materiales? Tal vez momentáneamente.
Pero las cosas que proporcionan felicidad y gratitud profunda y duradera son las cosas que no se pueden comprar con dinero: nuestra familia, nuestros amigos, la salud, el amor que recibimos de los que nos rodean.
Lamentablemente, esas son algunas de las cosas que a veces no valoramos.
Meditemos sobre esto y preparémonos para el Natalicio de Meishu Sama, en su 138º aniversario.
Muchas gracias a todos.